top of page
  • Foto del escritorLucía Chiola Iannone

Adolescencia

Una época en la que todo duele, hasta la cosa más mínima provoca una presión en el pecho y un nudo en la garganta. Etapa de amores efímeros pero memorables, peleas, rencores, amistades. Nuevas experiencias, momento de probar todo lo que se nos cruza sin miedo porque para nuestra mente somos inmortales, eternos. Sueños, deseos, anhelos, todo es posible porque no vemos paredes para chocarnos ni piedras para tropezarnos. Habitamos un mundo irreal donde el peligro no existe y nuestros mayores problemas son solo el comienzo de los peores. Inseguridad y decisión, felicidad y tristeza, valentía y cobardía, tantos sentimientos contrarios conviviendo todos juntos en un solo lugar e intentando ser protagonistas constantemente. Todo es rápido, fugaz, no existe tiempo para pensar lo que hacemos ni lo que decimos. No sabemos lo que queremos y mucho menos a quién queremos. Buscamos entender quiénes somos, nos esforzamos por ser quienes queremos ser, intentamos construir una personalidad. Una palabra se hace puñalada en menos de un segundo y un "te quiero" se convierte en amor eterno de la noche a la mañana. Años de insomnio, siestas largas, noches interminables y mañanas inexistentes. Salidas, nuevos hogares en casas ajenas.

Guerra constante contra el mundo y todos sus ideales. Libertad, como la que nunca tuvimos ni volveremos a tener. Angustia, llanto, más lágrimas y ojos mojados. Abrazos, personas que lo curan todo. Mágicamente aparece gente para quedarse para siempre y desaparece otra dejando solo un recuerdo. Poca edad para todo, mucha edad para todo. La inocencia va dejando solo un rastro y se empiezan a ver las sombras de la madurez.

Hormonas jugando dentro nuestro, cambiando todo en menos de un parpadeo. Una experiencia única, hermosa y horrible, interesante, a veces insoportable, confusa, incomprensible, dolorosa, pero sobre todo irrepetible.

.

Lucía Chiola Iannone

bottom of page